viernes, 1 de junio de 2007

LIMITES

Hoy recordé a mi profesor Fernando Del Campo, un hombre alto de buen vestir ya entrado en años;abogado el, buen maestro de Educación Cívica y mejor Defensor de los Derechos Humanos, cuando de aquello se trataba era un erudito y acalorado adalid razón por la cual se codeaba con los representantes de Organizaciones que tenían temas afines. Recuerdo sus argumentos para la Defensa de la Mujer y el Niño, la Igualdad de Géneros, la Libertad de Prensa y la necesidad de Gobiernos Democráticos (recordemos que en aquel entonces estábamos entre el Velazcato y el Gobierno Militar de Morales Bermúdez) Sus clases fueron para todos cimiento de nuestro concepto de democracia y convivencia civil.
Su esposa, Delia una mujer muy culta y refinada con esa inteligencia que las mujeres suelen disfrazar de modestia o silencio cuando tienen un esposo de ideas tan vehementes; siempre atenta y afectuosa.
Ambos tenia tres hijos, Hernando el mayor, amigo y compañero de clases, Cayetana la segunda una niña muy linda e inteligente y Santiago que estudiaba con mi hermano menor, razón por la cual frecuentábamos su hogar. Con el pasar de los años establecimos una familiaridad y confianza pocas veces alcanzada.
Terminando el colegio Hernando ingreso a la Católica, yo a Villarreal; era la época de la Constituyente de 79, para todos los mecanismos democráticos tanto como las elecciones eran algo novedoso y siendo Don Fernando nuestro mejor referente fuimos a visitarlo y charlamos largo y tendido sobre la poca diferencia porcentual entre Haya y Bedoya en el electorado a pesar de la gran diferencia de sus planteamientos, de la división de la Izquierda , que anecdóticamente si se presentaban sin atomizarse el electorado estaba prácticamente dividido en tres tercios, de que aquello al final era beneficioso por que en el Congreso Constituyente se podía lograr mejores resultado para todos con una Constitución equilibrada, una Constitución para el futuro. Cuando planteamos de que a ese Congreso Constituyente todos podían ir a plantear se les reconozca sus derechos y que aquellos queden registrados en la Carta Magna para asombro de todos el maestro espeto “Seguro que hasta las putas y maricones van a ir joder”. Con esa frase entendí cuales eran los limites de su Democracia y Defensa de los Derechos Humanos, una pena.

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