sábado, 30 de junio de 2007

USAR LA CABEZA

Hoy acompañe a Sixtina Bejar a sacar el cadáver de su hijo Jorge Rojas del hospital en el que había fallecido. Ella con sus 78 años vino desde las afueras de Sicuani a llevárselo, ella no termina de entender de que enfermedad ha muerto su hijo; para apoyarla voy a obtener el Certificado de Defunción y mientras espero al médico (para recordarle que firme acta de defunción), en el pabellón de seropositivos, me es imposible no ver los diferentes cuadros que se daban, personas en estado terminal, unos acompañados de sus familiares otros de amigos, muchos solos; una madre limpiaba el cuerpo de su hijo enfermo que se recupera; un tipo alterado insultaba a las enfermeras para que lo atiendan; un niño hijo de seropositivos, huérfano, que se alimentaba por sondas que según un interno era el engreído de la sala, en fin comprendí que esa era parte de la realidad de ese problema socio-económico-cultural que es el VIH – SIDA.

Conocí a Jorge Rojas cuando requerí los servicios de un carpintero hace poco mas de 15 años, en ese tiempo el un hombre de alrededor de 30, con destreza para su oficio y muy conversador, nos hicimos amigos, me contó de su mujer y de sus tres hijas mujeres, de que estaba postulando a ser proveedor de no se que minas, que allí estaba su oportunidad de salir adelante, que en el contrato para hacerles los campamentos previos a la mina estaban todas sus expectativas; llego un día muy apurado por terminar la obra que me hacía por que había ganado parte de la licitación y tenia por lo menos para cuatro años de trabajo, estaba contento. A mas de un año, se apareció y me contó entre otras cosas que estaba saliendo con una chica, una relación extramatrimonial, que ella era linda y que era buena, que tenia una hijita, que cada vez que le tocaba descanso (trabajaba 53 días y descansaba 7) la pasaba con ella, pero que no descuidaba su hogar. Pasó el tiempo y un día se me apareció cabizbajo y lloroso, todos los años la mina como protocolo de salud exigía y hacia el análisis de Elisa para VIH, los tres años anteriores el resultado fue no reactivo, pero esta vez lamentablemente arrojo reactivo, es decir era portador del virus VIH-SIDA, respuesta de la empresa fue hacerle las pruebas de confirmación y cancelarle el contrato, se quedaba sin trabajo y seguridad social. Las pruebas siguientes confirmaron el diagnostico, después de aquello conversó con sus dos parejas, la esposa se hizo la prueba dando no reactivo, no quedaba otra, fue entonces que su pareja extramatrimonial le confió que ella era viuda de un bisexual seropositivo que había fallecido dos años antes de conocerle y que era portadora. Agobiado, confundido, lo único que lo aliviaba era que no había contagiado a su mujer, por lo tanto ella seria quien vería por sus hijas y por el mismo, pero los problemas comenzaron en el matrimonio, primero los reproches, después el entendible distanciamiento sexual hasta que llegaron a la separación. Solo llegaba a la casa a ver a sus hijas y a cumplir con sus obligaciones de padre.

Al principio como portador no tenia ningún síntoma, siguió trabajando en lo que se le presentara en su especialidad y gastándose sus ahorros cuando no había trabajo, trataba de llevar una vida normal, a los cinco años de diagnosticado hizo un cuadro de TBC, en el sistema de salud le dieron el tratamiento para aquello, siguió trabajando y tuvo episodios de diarreas, herpes, herpes zoster, hongos, hasta que un día trabajando se cayo al piso y uno de sus compañeros lo llevo al hospital, el diagnostico fue Toxoplasmosis, una enfermedad oportunista , los médicos le dijeron que había que hacerle análisis, Conteo de Linfocitos y Carga Viral, el primero lo hacían en el INS pero el otro tenia que ser en algún Laboratorio que realizara esa prueba, para su situación económica era verdaderamente caro, en fin recurrió a los amigos. Los resultados indicaron que necesitaba los Antirretrovirales de reciente uso, pero sus costos estaban fuera de sus posibilidades, simplemente se dedicaron a tratar las enfermedades oportunistas que padecía cada cierto tiempo. Era inconstante en el trabajo, los compañeros, pasaron de la condolencia y el apoyo a recelar un posible contagio, volvió a quedarse sin trabajo. Cachueleaba cuando su condición física se lo permitía, su situación era calamitosa, cuando aquello fallece la chica que lo contagio, ese fue un gran golpe para Jorge; enfermo, cansado, deprimido, solo y con trabajos eventuales.

Poco tiempo después y para suerte de el y de otros seropositivos el gobierno de entonces instauro el TARGA (Programa de Salud para Seropositivos que necesitan Tratamiento de Antirretrovirales) con apoyo internacional, fue entonces que después de varios meses de tratamiento que le causaron una infinidad de molestias se recupero a tal grado que el día que me visito no parecía que estuviera enfermo, el agradecía el tratamiento y el trato que le daban en los centros de salud pero observaba que siempre era mejor que a los seropositivos homosexuales a los que discriminaban y hasta maltrataban; con el tiempo le cambiaron de Esquema de Antrirretrovirales por razones médicas, pero siempre mantenía un aparente buen estado de salud y un buen nivel de vida lo que le permitía trabajar constantemente. Comenzó a ver de nuevo la vida con esperanza, si bien su situación económica no era la mejor ya podía volver a ayudar a sus hijas que ya habían acabado la secundaria y eso implicaba ciertos gastos adicionales. Parecía que una enfermedad mortal se convertía en crónica.

Transcurrió el tiempo hasta que un día, me llama una enfermera y me dice que estaba de nuevo hospitalizado, esta vez le habían diagnosticado Cáncer Linfático, cuando lo visite, converse con los médicos, los que me dijeron que ante eso ya no había nada que hacer, que solo quedaba esperar, cuando converse con el me pidió que ubicara a su madre Sixtina Bejar, quien llegó a los días y fue la única que lo atendió hasta el final y decidió llevarse el cadáver a Sicuani “para que no este solito por lo menos hasta que ella muera”.

Después de que el médico me firmara el acta de defunción se hicieron los tramites de Ley para obtener el permiso del traslado, me despedí de Sixtina Bejar , ella sentada en la parte delantera del camión en el que llevaba el ataúd de su hijo a Sicuani, no vi a su esposa, ni a sus hijas en ningún momento.

Escribo esto un 1 de Julio mucho antes del 1 de diciembre “Día Mundial de la Lucha contra el VIH – SIDA”, por que en esa fecha saldrán autoridades de salud, miembros de ONGs, dirigentes de seropositivos a declarar y al día siguiente nada cambiara, el VIH – SIDA seguirá siendo una enfermedad mortal, mayormente de homosexuales, donde el vector a los heterosexuales siempre será un bisexual, seguirá siendo causa de infecciones por exceso de confianza, falta de comunicación e irresponsabilidad.

Es necesario revisar el accionar de todas las instituciones ligadas a este tema por que se debería insistir en la efectividad de sus campañas de prevención, sobre todo en relación con el uso del condón sin dejar de lado los valores llámese fidelidad, castidad etc. (dejando la opción al individuo), teniendo en cuenta que la mayoría de los nuevos infectados están en los mas jóvenes, mujeres y niños. La prevención y educación siempre es preferible a la curación. Casos endémicos de VIH – SIDA serian muy difíciles de manejar con una economía como la nuestra, eso debería llevar a incluir en el tratamiento de los seropositivos el indicar insistentemente el usar condón para sus relaciones sexuales no solo por el peligro de la re-infección si no por que si la enfermedad se extiende tanto va ser imposible que el estado pueda atender en programas como el TARGA a una gran población enferma y eso nos expone a todos, tanto sanos como infectados. Como leí en uno de los Pizarrones del Pabellón de Seropositivos “USAR LA CABEZA ANTES DE USAR CUALQUIER PARTE DEL CUERPO”.

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